Equilibrio
de poderes
Como personas
tenemos la naturaleza de actuar en bien propio basados en principios que se
fomentan en el hogar, estos principios al salir de casa no quiere decir que sean
siempre correctos ni que garanticen la estabilidad de cada individuo dado que
estos varían de acuerdo al contexto cultural, si estamos en un panorama donde
todos tenemos conceptos diferente que estos a su vez son puestos en marcha por
cada individuo de forma independiente y natural; llegaríamos todos a un punto donde
nadie sabría qué hacer, si esta correcto y no nos percataríamos de las
falencias de nuestros conceptos, ni su trascendencia en ningún aspecto de la
vida, ya que estaríamos completamente desorientados al no saber que es correcto
o incorrecto en un panorama social; es de ahí que nace la concepción de una
comunidad sin división de poderes carece de constitución dado que día a día los contextos cambian, la cultura
evoluciona y si no hay un cuestionamiento de las acciones en realidad no tendríamos
una concepción de hacer lo correcto, que es la sociedad si todo está centrado
en una persona realizando acciones a su disposición sin tener una oposición,
esto es no sería más que una dictadura y peor a un seria inconscientemente una
dictadura porque no tendríamos una base para saberlo. Como sociedad necesitamos
un principio de las cosas, una secuencia, unos límites y un fin de estas; de allí
parte la definición de si estamos haciendo algo correcto o incorrecto y
nuestras ideas son socialmente adecuadas. Definido esto tampoco garantizaríamos
que las cosas sigan en el camino ideal, se requiere de personas que estén analizando
cada proceso para determinar lo correcto o incorrecto, seguidores y retractores
que en conjunto mejoren la sociedad sin extralimitar sus funciones siempre en
pro de la comunidad y su continuo crecimiento y constante cambio. Esto convierte
en trascendental el equilibrio político mediante poderes de organismos que
regulen, generen normas y protejan la integridad de todas las personas,
limitando acciones de minorías en bien propio, actuando en constante evolución siempre
firmes en que los derechos de cada individuo terminan en donde empiezan los del
otro, garantizando la libertad de cada persona en todos los contextos.
Si
bien las personas necesitan de organismos para ser reguladas estos a su vez también
necesitan ser regulados; pues un gobierno sin límites aplasta toda filosofía
sobre la libertad personal y colectiva de los pueblos. la sociedad colombiana empezó
su vida independiente en 1819, a lo largo del tiempo ha tenido políticas generales
y territoriales para atender el desarrollo; a partir de 1991 se define la
estructura, las tres ramas del poder público: Legislativo, ejecutivo y judicial, con esta estructura general
se fortalece la función pública de control a los poderes públicos y se concede
independencia a la organización electoral con el propósito de garantizar la
transparencia en los proceso, La base fundamental de este concepto entonces, es
prevenir que una rama del poder se convierta en suprema y más bien hacer que
cooperen mutuamente para el buen funcionamiento del Estado, a través de un
sistema donde se garanticen los balances y contrapesos entre las ramas del
poder, en el cual los poderes legislativo, ejecutivo y judicial del Estado son
ejercidos por órganos del gobierno distintos, autónomos e independientes entre
sí. Esta es la cualidad fundamental que caracteriza a la democracia
representativa, De este modo, se confía la vigilancia de los tres poderes entre
ellos mismos ya que cada uno vigila, controla y detiene los excesos de los
otros para impedir, por propia ambición, que alguno de ellos predomine sobre
los demás. Puede contrastarse con la fusión de poderes y separación de
funciones en los sistemas parlamentarios, donde el ejecutivo y la legislatura
están unificados, debido a que el legislativo nombra al ejecutivo.
Esta
doctrina no se refiere solamente a la separación y al equilibrio de los tres
clásicos poderes del Estado, sino a la necesidad de dividir el poder político
donde se encuentre, sea en la esfera municipal, regional o nacional, para así
garantizar la libertad política y evitar los abusos de poder, mediante la
vigilancia y control recíproco de los poderes separados.
“Todo
hombre que tiene poder se inclina a abusar del mismo; él va hasta que encuentra
límites. Para que no se pueda abusar del poder hace falta que, por la
disposición de las cosas, el poder detenga al poder” Montesquieu